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¿Cómo la música que escuchamos, nuestros pensamientos y emociones, así como nuestras palabras pueden afectar nuestro campo vibratorio?




VicVennoticias.-Es muy frecuente escuchar en nuestros días de cómo el pensamiento, las emociones, la música y la palabra pueden afectar nuestro campo vibratorio. ¿De dónde viene todo esto? 

El científico Japonés Masaru Emoto ha dedicado más de 15 años al estudio de las cualidades del agua y de cómo es afectada según la música, el pensamiento, las emociones y las palabras. 

Masaru Emoto nació en Yokohama en 1943. Licenciado en Relaciones Internacionales y más tarde en Medicina Alternativa, empezó a interesarse por las propiedades sanadoras del agua unos 15 años antes de la edición de su libro, “Mensajes del Agua”. Tras 5 años de estudio, entabló contacto con un investigador californiano que estudiaba las vibraciones más sutiles de las moléculas de agua utilizando la técnica de la resonancia magnética. Trabajando con este científico el profesor Emoto se formuló la siguiente pregunta: ¿Sería posible reflejar las cualidades sanadoras de diferentes tipos de agua de una manera visible y palpable? 



Sus experimentos están basados en la congelación de las moléculas de agua mientras es sometida a diversos tipos de música, pensamientos, palabras y emociones. A medida que este proceso ocurre va fotografiando las transformaciones que van ocurriendo en ella demostrando así que nuestros pensamientos, nuestras emociones, la música que escuchamos y nuestras palabras afectan el campo vibratorio del agua. 

De las imágenes que obtuvo llegó la confirmación a su sorprendente hipótesis: Ciertas muestras de agua corriente de grandes urbes presentaban una estructura de cristalización muy tosca, mientras que muestras de agua de manantiales ofrecían cristales de una gran belleza. Extendió así su área de estudio al fotografiar cristalizaciones de agua de diversos lugares del mundo (glaciares, lagos, agua de lluvia, fuentes), obteniendo cristales de formas más bellas y sorprendentes cuanto más alejados se hallaban del quehacer humano. 





La sorpresa mayor llegó al conseguir transformar irregulares patrones de agua contaminada en bellos cristales hexagonales al someter las muestras a la audición de canciones tradicionales, oraciones religiosas o bien música clásica. O bien al transformar 'indiferentes' cristales de agua destilada en bellos patrones geométricos al susurrarles palabras de agradecimiento, o bien al contrario, obtener horrorosas estructuras al someterlas a frases desagradables. 

A manera de reflexión: “El cuerpo humano es 70% agua y nuestro planeta también” ¿Cómo podemos contribuir en mejorarnos a nosotros mismos y nuestro entorno? 

En mi próximo artículo ahondaremos más sobre este tema 

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