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JUAN DOCENTE Y SUS PENURIAS Por José Gregorio Mendoza




Por José Gregorio Mendoza C.
Opinión

Penuria. - Es la escasez o carencia de las cosas esenciales; es decir falta de lo indispensable para una vida digna; también puede vincularse con la carencia de los medios necesarios para satisfacer sus necesidades básicas.

Economía de penuria es una frase que bien resume el significado de una economía centralizada propia y característica de los regímenes y sistemas comunistas, cuyas restricciones y limitaciones, derivadas de una planificación deficiente y un control autocrático conducen a la ciudadanía a la tan alarmante expresión colectiva: “ya no sé qué hacer”.

Estos conceptos tan elementales y sencillos tienen plena vigencia y aplicación en cualquier estatus, nivel o sector de la sociedad venezolana actual; que evidentemente incluyen a los educadores venezolanos que hoy se aprestan a conmemorar el día del maestro para recordar la fundación de la sociedad venezolana de maestros de educación primaria, acaecido el 15 de Enero de 1932; siendo a la vez pionera de la lucha y organización gremial en el país. En las actuales circunstancias se hace obligatorio asumir el compromiso para defender las conquistas de esos 86 años de lucha y esfuerzo, impunemente vulnerados hoy por los personeros del régimen, que las mieles del poder le han hecho olvidar su pasado cuando se hacían pasar por luchadores gremiales.

Para evaluar objetivamente la realidad del magisterio venezolano en la actualidad es suficiente un simple algoritmo del acontecer y las vivencias diarias de un educador de cualquier nivel y categoría, abstracción hecha de donde desempeñe sus funciones, sus costos o erogaciones indispensables para tal fin y su capacidad de cubrirlos con sus ingresos salariales; un docente I tiene un ingreso que está en los límites de un salario mínimo (4500,00) al mismo tiempo un docente VI que es la máxima categoría sus ingresos, no superan tres salarios mínimos (13500,00); en otros términos representan un límite inferior de 150 Bolívares diarios y un ingreso superior de 450 Bolívares al día para satisfacer sus necesidades primordiales e indispensables de sí, y de su grupo familiar. 

Necesario es plasmar que esta cruda realidad del magisterio venezolano, puede aplicarse con total similitud a la de cualquier gremio profesional y en sentido general, puede afirmarse con absoluta certeza que en la sociedad venezolana hoy, es imposible subsistir dignamente con los ingresos normales y ordinarios derivados de una actividad lícita y ordinaria en ningún sector de la tan maltrecha economía nacional, cada vez más asfixiada por los alevosos desaciertos de los teóricos y mal pensadores del régimen. Estos son los flamantes resultados de una eficiente inseminación de miseria y calamidad bifurcada en un país cuyos óptimos y abundantes recursos humanos y naturales han sido víctimas obligadas de los efectos de un rey midas invertido, que todo lo que han tocado lo han acabado.

Es innegable que la estrategia del régimen es erradicar los valores fundamentales en la sociedad y desde ese punto de vista, el magisterio venezolano a lo largo de toda su historia ha sido, es y será siempre una importante punta de lanza para promover, sembrar, divulgar y defender los valores éticos, morales, de responsabilidad, honestidad, etc. que por tanto parece convertirse en una piedra en el zapato para las pretensiones actuales del régimen de usurpar las conquistas y derechos alcanzados, producto de la lucha gremial en una sociedad civilizada que ha hecho lo necesario para avanzar hacia el progreso y desarrollo del país y los ciudadanos.

Hoy más que nunca el compromiso y reto del magisterio nacional es dar ejemplo con la defensa de los derechos y conquistas de sí y de la sociedad, a pesar de las difíciles y complejas circunstancias y realidades a que se ha expuesto y conducido por errados conceptos el sistema educativo, por la displicencia, indolencia, impunidad y otras tantas tortuosas realidades que bien puede resumirse como: “Juan Docente y sus penurias”, a lo cual el educar antepone el diáfano concepto que se recoge en la frase: 

“El educador que defiende sus derechos, sirve de ejemplo y guía con su actuación para la formación del mejor perfil ciudadano”. 

Septiembre 2019

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