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LOS VALORES EN LA SIMA por: José Gregorio Mendoza C.



"De Frente"

Artículo de Opinión

José Gregorio Mendoza C.

La familia, el estado y la sociedad constituyen y conforman el trípode fundamental sobe el cual se soporta, conforma y consolida la personalidad y ciudadanía de todos quienes integran el recurso humano de cada una de esas instancias, que en su momento perciben y reciben los resultados de una función cumplida en las diversas fases del crecimiento desarrollo y formación de las generaciones correspondientes.

En esa perspectiva, cada instancia debe implementar, orientar, canalizar y concretar el aporte correspondiente en función a la personalidad  que se aspira perfilar y concretar tomando en cuenta los valores fundamentales, siempre respetando la dignidad humana a la cual tiene derecho cada persona, en otras palabras no se trata de crear serviles, marionetas, ni focas o momias vivientes, se trata sí de cultivar y desarrollar las potenciales intrínsecas individuales, para formar seres racionales críticos pero afectos a la argumentación lógica y a los principios esenciales de convivencia ciudadana; es decir apegados a lo que el lenguaje popular se conoce como derecho de gente, donde cada quien por conocedor de sus derechos infiere fácilmente el derecho ajeno, por aquello de que nadie da lo que no tiene, pero al mismo tiempo nadie puede exigir a otro lo que no está en capacidad de dar, en igualdad de condiciones; el ciudadano valioso, necesario y útil a sí mismo, no puede ser una especie de válvula check en una red de fluidos, cuya función principal es dar entrada o cabida a lo requerido, sin considerar su compromiso de aporte a la estructura de la cual forma parte; en el caso individual, a la familia de la cual deriva o proviene, a la sociedad con la cual comparte vivencias y eventualidades, tanto como el estado que  le concede el gentilicio y de donde deriva su ciudadanía..

En ese trípode fundamental, el grado y nivel de responsabilidad y atribuciones está en proporción directa a la magnitud, cobertura y alcance de su entorno, donde la mayor parte corresponde al estado como planificador, diseñado y ejecutor y supervisora de las políticas públicas dentro del marco correspondiente, a los macro propósitos de la globalidad del país, con marcada incidencia y repercusión en la sociedad y la familia, por cuanto las políticas de estado normalmente responde a un ruta trazada para unos determinados objetivos generales, que mantiene relación estrecha con lo que comúnmente se conoce como pacto de convivencia ciudadana con criterios y valores muy claramente definidos dentro del derecho de gente,  léase valores; de allí sea guía y soporte del marco del derecho propiamente plasmado en el andamio legislativo que elabora y conforma el suporte jurídico formal.

Cuando estos parámetros primordiales no se combinan y asumen adecuadamente, los resultados son impredecibles y es evidente que Venezuela en las dos últimas décadas ha dado variadas muestras y evidencias de un manifiesto disenso entre el país que aspiran sus ciudadanos y los objetivos que se propone el régimen; en el aquí y ahora  cualquier observador imparcial y objetivo en un breve lapso de tiempo que se ubique en un lugar específico, puede percibir la abundante y prolifera violación de derechos y normas elementales necesarias para un convivir civilizado, sobre los ejemplos. (Irrespeto a la luz de un semáforo, contravención del sentido de flechado y circulación, vulneración de los pasos peatonales marcados, todos reflejos de anarquía generalizada), el comportamiento social que más prolifero es el atropello entre individuos, desaparecieron las, más elementales normas de cortesía, nuestras cotidianas vivencias son una especie de sálvese quien pueda.    

Es asunto de conciencia ciudadana propiciar el compromiso para que se asuman con mucha responsabilidad, seriedad y honestidad desde cada una de las instancias el reiniciar el cultivo de los semilleros de valores para evitar ese embarrenamiento de los principios y criterios propios que sean refleja de una familia consolidada, una sociedad que asumen su compromiso en base a los más sanos interés colectivos y desde luego un estado que promueva los conceptos positivos del comportamiento social, e implemente los correctivos necesarios para el logro de las condiciones de justicia, imparcialidad y equidad; sopena de lamentar mañana los perjuicios y daños generados, producto de la realidad que genera el hecho de tener: “Los valores en la sima”. Febrero 2020   

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