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Donald Trump, hospitalizado por coronavirus.



Vicvennoticias.- #3oct El presidente de EE.UU. ha sido trasladado “por precaución” a un hospital militar.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue trasladado este viernes en helicóptero al hospital Walter Reed National Military Medical Center a consecuencia del coronavirus.
A lo largo de la jornada tuvo tos, congestión y fiebre. Su médico, Sean Conley, informó que le suministró un cóctel experimental de anticuerpos. “Está fatigado pero con buen ánimo”, remarcó.
Sin embargo, se decidieron por el traslado a un centro sanitario mejor preparado para atenderlo como medida cautelar, señaló la portavoz de la Casa Blanca. Kayleigh McEnany.
“El presidente Trump permanece con buen ánimo, síntomas leves y ha estado trabajando durante el día”, indicó. “Para una mayor precaución, y por recomendación de los médicos y expertos, el presidente trabajará unos días desde la oficina presidencial del Walter Reed”, añadió.
Salió caminando de su residencia , luciendo máscara oscura. Levantó varias veces el pulgar a los periodistas, pero no se paró ni respondió a ninguna pregunta.
Había grabado una breve intervención en la que recalcó: “Voy bien pero me trasladó al hospital para que todo funcione”, dijo.
Algunas fuentes indicaron que se asustó al saber el diagnóstico. Trump está en el grupo de riesgo más castigado por el patógeno. Es un hombre de 74 años, con tendencia a la obesidad, antecedentes de colesterol (si no lo tiene aún) y una condición que los médicos denominan prediabetes.
El Centro de Control de Enfermedades (CDC) ha contabilizado que ocho de cada diez difuntos por esta enfermedad en EE.UU. han sido personas de 65 años o más mayores. Sus médicos siempre recalcaron que Trump goza de buena salud, aunque nunca se aclaró su visita al Walter Reed en noviembre del 2019. Se aseguró que el vicepresidente Mike Pence quedó “a la espera”.
Un cierto alivio se constató al informarse que Pence salió negativo en su test. La incertidumbre en caso de que Trump empeore llevó incluso a que públicamente se hablara de la enmienda 25 de la Constitución, que es la que permite al presidente transferir el poder al vicepresidente si sintiera incapacitado. Todo esto en medio de la carrera electoral. De momento, nada de traspaso.
Esa enmienda se ratificó en 1967 y se invocó por última vez en el 2002 y el 2007. George W. Bush se sometió a colonoscopias y brevemente pasó el mando a su segundo, Dick Cheney.
Trump prometió una noticia bomba para octubre que marcaría la recta final de la marcha electoral. Ha cumplido. Pero jamás se imaginó que él mismo sería el detonante y el damnificado por la onda expansiva. Su campaña está en cuarentena, sin fecha de regreso, metida de pleno en el asunto que él trataba de escapar a toda costa: el coronavirus y su gestión de esta crisis.
Trump y su esposa, Melania, la primera dama, dieron positivo en el test de la Covid-19.
Su irresponsabilidad ante el virus quedó subrayada cuando Mark Meadows, jefe de gabinete, confirmó que Trump viajó el jueves a su club de golf de Bedminster (Nueva Jersey) y se reunió con unos 100 seguidores. A esa hora ya sabía que una de sus más cercanas asesoras, Hope Hicks, había dado positivo. Compartió con ella viajes esta semana, como el del martes a Cleveland (Ohio) para el debate con Joe Biden. Hicks se autoconfinó el miércoles en el Air Force One al regresar de Minneapolis.
Como si nada, Trump mantuvo su encuentro en Bedminster. Algunos colaboradores lo vieron cansado y afónico.
El presidente Donald Trump usa una mascarilla mientras camina por un pasillo durante una visita al Centro Médico Militar Nacional Walter Reed en Bethesda, Maryland
El presidente Donald Trump usa una mascarilla mientras camina por un pasillo durante una visita al Centro Médico Militar Nacional Walter Reed en Bethesda, Maryland (Patrick Semansky / AP)
Sale del sótano.
Biden da negativo en el test y continúa con sus viajes de campaña a la caza de votos
“Os quiero decir que el final de la pandemia está a la vista”, dijo en un discurso grabado para un acto en Nueva York esa noche. Hoy es uno de los 7,3 millones de estadounidenses contagiados.
La campaña, ante la cuarentena, se queda en el limbo, si no en el caos. Flota en el aire qué influencia tendrá en las urnas o si volverá a la carrera. Si de nuevo convocará mítines masivos. Incluso se encuentran entre interrogantes los dos próximos debates, en especial el más cercano, el del 15 de octubre. El tercero y último está fijado para el 22.
Todas sus citas electorales se cancelaron o se convirtieron en virtuales. Después de tantos meses de burlarse de que su rival se guarecía en el sótano, ahora él no tiene otro remedio, mientras su contrincante sale a por votos.
La irresponsabilidad
El presidente fue a un acto en Nueva Jersey, pese a saber el positivo de una colaboradora
“Jill y yo enviamos nuestros mejores deseos al presidente Trump y la primera dama Melania para que tengan una rápida recuperación. Rezamos por la salud del presidente y su familia”, señaló Biden. El demócrata y su esposa se sometieron a un test. El pasado martes, en el debate, estuvieron cerca de Trump y los suyos. El resultado fue negativo, por lo que Biden continúo con su campaña. Viajó a Grand Rapids (Michigan) con su máscara.
Esa pieza de protección le valió la chanza de Trump en el cara a cara. “Cada vez que lo veo lleva la máscara. Puede hablar a 60 metros y usar la máscara más grande que jamas hayas visto”, sostuvo.
La demócrata Nancy Pelosi, speaker de la cámara baja y tercera en el rango de sucesión, expresó solidaridad con los Trump, no sin un toque de atención. “Es triste , pero acudir a reuniones masivas sin máscara es una invitación a que pase esto”, remarcó. Pelosi insistió en que si le sucede a Trump, que vive en un burbuja, cómo no lo van a sufrir los que no disponen de sus privilegios.
Otra cosa. La eficacia de los test rápidos, de los que tanto alardea Trump, sale mal parada.
“No se puede mantener una actitud arrogante”, terció Charles Schumer, líder de la minoría demócrata en el Senado. “Lo que le ha ocurrido al presidente Trump es un recordatorio de por qué el país debe seguir los protocolos del CDC y de las autoridades sanitarias. Cuando ignoras la ciencia no utilizas la máscara y no aplicar las reglas de la distancia social, te pones en riesgo y pones a los que te rodean”, matizó.
Entre la preocupación general por su salud y la falta de transparencia –había peticiones de que se ofrecieran partes médicos–, también hubo muchos que, como se dice, se partían de la risa.
Una risa amarga porque el virus se ha cobrado la vida de 208.000 estadounidenses.
Los memes y las burlas se propagaron en las redes. Se le veía bebiendo lejía, que es la vacuna que recetó. Y fruto de su obsesión con el virus chino, ahí estaba su homólogo Xi Jinping alzando una copa de vino con el comentario “misión cumplida”.
Desafió el coronavirus, lo despreció, y el coronavirus le pasa factura. En todo momento ha rechazado reconocer el dolor y el sufrimiento del país, ni ofrecer consuelo a las víctimas o a los que se han jugado la vida por atender y ayudar a los otros.
“Todos juntos saldremos adelante”, afirmó Trump la madrugada del viernes en el tuit donde comunicó su positivo. Muchos piensan que eso es lo que debería haber dicho en marzo.
Fuente: LaVanguardia

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