El virus y la matraca acompañan a viajeros y transportistas tachirenses

VicVennoticias.- #14May     El uso de unidades abarrotadas de pasajeros que salen de terminales clandestinos hacia otros estados del país, así como los costos de los boletos, representan un riesgo para los usuarios, quienes deben llevar divisas para poder viajar, pues el peso (moneda colombiana) no es tan querido como en el Táchira.

Más de un año tienen los transportistas de las líneas interurbanas del Táchira sin encender los motores de sus unidades, salvo en las dos semanas de diciembre que les permitieron trabajar durante la flexibilización.

El 28 de diciembre, el ministro Hipólito Abreu decretó la suspensión del transporte interurbano hacia y desde el estado Táchira, quitando la posibilidad del traslado “formal” de personas. Sin embargo, durante este tiempo, transportistas piratas se encargaron de ofrecer traslados a precios en divisas.

Desde las conocidas trochas de San Antonio del Táchira y otros desde la población de Abejales salen los llamados transportistas piratas que  decidieron prestar sus servicios. Si bien el traslado desde San Cristóbal hasta Abejales puede costar unos 20.000 pesos, la modalidad de pago cambia cuando el viaje es hacia otros estados del país, y el monto es cobrado en dólares.

Rafael, así pidió llamarse este pasajero quien se vio en la obligación de viajar hacia el estado Carabobo, aseguró que desde Abejales a Valencia cobran 35 dólares, es decir, más de 100 millones de bolívares. Señala que en el límite de Barinas y Táchira el peso colombiano se invisibiliza para dar paso al dólar, que es de dominio nacional.

Hasta Caracas cobran 40 dólares y a hasta Puerto La Cruz son 75 dólares, pero esto es un desorden”, dice.

Explica que son muy lamentables las condiciones en las que deben viajar, ya que no hay ningún protocolo de seguridad establecido para evitar contagios de COVID-19 en las unidades, pues los transportistas permiten que los buses viajen con más pasajeros de los que deben. 

Rafael sostiene que los viajeros van “amorochados”, ya que hasta en los pasillos de la unidad colectiva van sentados los usuarios, cuando el deber ser es que sea dispuesta la mitad de los asientos para pasajeros y la otra para procurar la distancia física entre ellos. 

Destaca que sería ideal que solo se hiciera ese pago por el pasaje, pero no es así. La matraca en las alcabalas o puntos de control de los diferentes cuerpos de seguridad incrementa mucho más el costo de un viaje, pues tanto a los transportistas como a los pasajeros les cobran para dejarlos pasar. 

Rafael aseguró que en Punta de Piedras le cobran 50 dólares al chofer del bus para dejarlos continuar el viaje y para tramitar un listín en Santa Bárbara. Agrega que en los demás puntos de control también piden su “colaboración” a cambio de dejarlos pasar sin ser revisados. 

Matraca a sus anchas
Cuenta que en caso de que no se pague o no sea suficiente, los uniformados revisan a los pasajeros y a estos les quitan algo durante la requisa. Bien sea mercado, alguna pertenencia o dinero en efectivo. “El negocio es matraquear a los pasajeros”.

Lamenta que la gente deba viajar de esta forma, en vista de la renuencia del gobierno a abrir la ruta al estado, que junto a Bolívar, son los únicos que no tienen ingreso de transporte público proveniente de otras entidades, pese a que el Terminal de Pasajeros de La Concordia ofrece uno de los mejores protocolos de bioseguridad de todo el país, dicho por las mismas autoridades del transporte en  la región. 

Reunión
Precisamente ante el “pase de aceite” que sufren los trabajadores del volante al no poder trabajar, hicieron esfuerzos y el martes pasado tuvieron una reunión con el ministro Hipólito Abreu y diversas autoridades relacionadas con el transporte en la ciudad de Caracas, a fin de buscar una alternativa que les permita reactivarse.

Si bien no les dieron instrucciones, Abreu se comprometió a elevar las peticiones a la comisión presidencial de control y prevención de la COVID-19 a fin de que evalúen una posible reactivación de las rutas. 

Las palabras de Abreu mantienen con esperanzas a los transportistas, ya que muchos han tenido que migrar a la economía informal para llevar el sustento a sus hogares.