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COMO ANILLO A LA FALANGE


COMO ANILLO A LA  FALANGE
José Gregorio Mendoza C.


Hay momentos y circunstancias en la vida, en las cuales pueden confluir hechos, vivencias y experiencias que para bien o para mal pueden tener eventuales coincidencias, que en muchos casos pueden ser consideradas como argumentos, razones ficticias y efímeras para encuadrarlos con determinados y sesgados propósitos e intereses de la más inverosímil índole, cultural, política, económica, religiosa, etc.

La calificación o  declaración de pandemia generada por el coronavirus; enfermedad, conocida también como pandemia de COVID-19; inicialmente como epidemia de neumonía por coronavirus, aparecida en la ciudad de Wuhan, en la China central, concretamente en la provincia de Hubei, virus de Wuhan o virus chino como prefieren denominarlo la administración de los Estados Unidos de Norte América; no cabe la menor duda que representa una grave amenaza para toda la humanidad, que ya se ha concretado en gran parte del mundo; es un hecho ante el cual todos los gobiernos deben considerar, analizar y evaluar, para tomar tanto las decisiones, políticas y planes profilácticos  correspondientes, como  el estatus real de la infraestructura, equipos, personal e insumos relacionados con la seguridad social y todo los servicios atinentes a la salud; en función y atención a cada realidad concreta propia y a las condiciones específicas de sus conciudadanos, al mismo tiempo  implementar los mecanismos y las medidas, convenientes, útiles y necesarias para cada región o país.

En los países cuyos sistemas de salud están acordes con los avances científicos y tecnológicos, que aunado a ello cuentan con suficiente recursos humanos médicos paramédicos, insumos y condiciones físicas optimas, la recuperación de quienes padezcan la enfermedad, tiene muchas posibilidades de recuperar eficientemente  sus condiciones de salud; a ello hay que agregar que es fundamental e importante el aporte ciudadano para evitar la proliferación del virus, siendo indispensable atender y seguir al pie de la letra las correspondiente recomendaciones de las autoridades de salud, sanitarias y en general tomar las previsiones que la situación aconseja, aunque pudieran resultar o parecer temporalmente incomodas, desagradables o ajenas a costumbres y tradiciones.  

Es un hecho público, notorio y comunicacional la palpable fragilidad del sistema de salud público y privado  de Venezuela, por muy variadas y diversas causales y circunstancias; entre muchas otras,  el abandono a la infraestructura física, los restringidos y limitados recursos humanos generados por la abundante diáspora de calificados profesionales de la salud, los precarios servicios públicos de agua,  energía eléctrica, gas, etc., carencia de insumos esenciales para una adecuada evaluación y  certero diagnóstico.

Toda esta realidad forma parte integral del epílogo de una especie de tragedia más que anunciada, provocada, generada  y causada por los frecuentes y  abundantes errores en las políticas públicas de las últimas décadas, que ahora hábilmente y sin la menor muestra de recato, echa mano de esta pandemia que afecta al mundo, para hacerse víctima como forma de encubrir las verdaderas razones de las cuales se deriva la  gravedad y magnitud de la crisis nacional; hay  que recordar el azote general que ha afectado y generado la destrucción de: PDVSA, las empresas básicas de Guayana, todo el aparato productivo nacional tanto público como privado, el abandono y la desidia en las empresas de servicios públicos; se, erradicó la clase media como importante eslabón de aporte al desarrollo del país, la educación dejó de ser prioridad y soporte para el crecimiento individual, amén de otros tantos males propios de la virulencia comunista; a todo esto hay que agregarle el ecocidio con el oro de sangre de la minería ilegal, que ocurre en el sur del país y el gobierno; de allí que es fácil inferir que en sus conciliábulos de análisis de los estrategas y asesores del régimen, la recibirán y percibirán  como una buena vía y alternativa de escudarse y  evadir o escurrir su incapacidad manifiesta; para decretar un estado de excepción, con las correspondientes limitaciones de los derechos individuales y con las consecuentes restricciones que esto conlleva y el sacrificio al cual queda expuesta la ciudadanía en general; sin embargo con mucho civismo cada quien  ha demostrado de manera ejemplar su responsabilidad ante sí y sus semejantes; aún y cuando la pandemia le vino al régimen: “Como anillo a la falange”  Marzo 2020

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